
La fotografía ha sido, desde hace más de veinte años, mi mar conocido, el timón que me ha permitido vivir y conocer a personas increíbles.
Muchas son las parejas que han pasado por delante de mi lente y las familias con las que he compartido risas y fotos. Muchos los niños y niñas a los que he procurado el mejor recuerdo de su Primera Comunión a través de mis imágenes.
La fotografía ha sido la embarcación firme que me ha permitido indagar en las profundidades de la creatividad y explorar mis límites físicos y emocionales. Así como me ha hecho vivir grandes experiencias.
Por todo esto, sólo tengo palabras de agradecimiento hacia aquellos que habéis puesto vuestra confianza en mis manos, en mi forma de contar las cosas para plasmar los momentos más memorables de vuestras vidas.
La fotografía me ha hecho disfrutar, pero también me ha hecho pasar grandes momentos de dificultad…Como toda gran pasión.
A pesar de ser una profesión preciosa, que nos permite registrar en momentos de vida para siempre, en las bambalinas se presentan muchos contratiempos. Y se esconde un trabajo, aún más enorme, que el hecho de hacer las fotos (Organización, edición, maquetación, presentaciones, citas, escenarios).
Te cuento alguna anécdota divertida (buenos ahora lo son)…
En más de una ocasión, a lo largo de tantos años, me he visto superado por diferentes circunstancias. Algunas más tontas y solucionables, como que se te funda un flash en medio de unas comuniones y te tengas que apañar a duras penas con la luz de la Iglesia. O que, incluso, al cambiar las pilas en un momento de la ceremonia, se te escurran de las manos sudorosas, por la tensión propia de estos eventos, y hagas un ruido estrepitoso, con el consecuente rodamiento de pilas durante segundos que se hacen eternos. Toda la concurrencia te mira con cara de «¡Será patoso el tío!» ….Tierra trágame…
Pero, otras situaciones adversas, me han tentado alguna vez a tirar la toalla.
Últimamente he sufrido varias de estas: El confinamiento hizo que mi negocio se tambaleara fuerte, tuve pérdidas importantes, aun así seguí adelante…
Poco tiempo después el dichoso virus llegó a mi sistema inmune y me lo dejó algo tocado. No lo sufrí especialmente de un modo grave, pero me dejó secuelas que, aún a día de hoy arrastro.
Efectos colaterales que me afectan bastante en mi trabajo como fotógrafo Y que, casi, lo hacen totalmente incompatible: cansancio extremo, dolores musculares y articulares intensos y visión turbia a la hora de trabajar en el ordenador, habiendo veces en que a la media hora me tengo que retirar de la pantalla.
Esto si me ha supuesto un revés de los de tomar cartas en el asunto…
Aun habiendo puesto todo mi interés y mi energía en sacar adelante mis reportajes, me ha supuesto un desafío más grande de lo que creí en un principio. Pues me afecta tanto a mi resistencia física, como a la hora de editar las fotos.
Con esto no quiero excusarme ni dar penita, de hecho este escrito es para deciros que nadie hay más interesado que yo en sacar mis trabajos a flote. Pues mis clientes son lo primero para mí y se de primera mano de la importancia que tiene cada uno de esos reportajes.
No es sencillo para mí tener que estar dando explicaciones detalladas de mis dificultades en estos momentos, por eso, he decidido hacer esta carta.
Te respeto como cliente, te doy las gracias por ponerte en mis manos y, a cambio, te pido un poco de tiempo extra para acabar ese álbum que tenemos pendiente.
Estás en mi lista de tareas importantes, pero espero que entiendas que no es una situación elegida y que, aun así, haré todo lo posible por tener tus recuerdos en papel cuanto antes.
En este lapso de tiempo, donde el cuerpo me ha dado un aviso para reflexionar, he tomado algunas decisiones en mi vida y te las cuento porque, repito, te respeto y te agradezco tu confianza…
La fotografía será ahora una actividad que haga por puro gusto y hasta donde mis limitaciones actuales me permitan, sin la presión de entregas ni ediciones exprés. O sea, de modo no profesional.
He decidido tomar un nuevo rumbo profesional, darme una nueva oportunidad que me llevará por nuevos mares, nunca mejor dicho (la cosa va de barcos)… Necesito un cambio, tanto a nivel físico como mental. Pues mis problemillas de salud, me han causado cierto estrés que aún me estaban haciendo más mella.
Para mí no ha sido un mar en calma el tomar una decisión tan importante, por eso, porque es importante. Por mí y por mi familia, detuve mi navegación a un rumbo a la deriva y decidí que era el momento de tomar el mando.
Esto no es un adiós, tendré siempre a la fotografía como mi puerto seguro y de disfrute.
Y tú, no eres sólo mi cliente/a, eres una de mis prioridades, ante todo, por haberme elegido y porque tus recuerdos ya son un poco míos. Nunca dejaría a nadie sin sus recuerdos.
Por eso te pido un poco de paciencia, pues te aseguro que la espera merecerá la pena y tu disfrute al tener el álbum entre las manos será el triple.
No por haber cambiado de rumbo, pondré un punto y final sin un final feliz. Te dejo mi promesa de que tus fotos están en buenas manos y que, cuando menos lo esperes, te cito para recoger tu álbum. Poniéndole aún más intención para que te haga brillar los ojos.
Gracias por vuestra comprensión, que los vientos os sean favorables. Nos vemos pronto.